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Nómadas de siempre

Nómadas de siempre

 Ana García

Todos somos emigrantes de una nueva economía creada por las tecnologías del conocimiento que supone el desplazamiento hacia un planeta altamente tecnificado. Lorenzo Vilches

 

En un mundo que gira en torno a las tecnologías, el movimiento continuo de productores y consumidores en busca de nuevas formas de comercio y transacciones, es imposible hablar de un estancamiento.

Cada día surgen nuevas comunidades comunicativas que nacen por la universalización de la información y su fácil acceso a ésta.  El correo electrónico, las redes  y el acceso a Internet presuponen la ocupación de nuevos espacios sociales cada vez más diversificados.

 Este no es un avance que vaya paso a paso, sino uno que vuela. Ciertamente en temas de tecnología el ser humano no será nunca sedentario, porque el estancamiento aquí es inimaginable, más bien es un nómada de siempre que construye servicios, formas de transmitir información audiovisual, artística y cultural pero que lo hace mientras avanza, sin detenerse.

Dentro de este planeta digital construido y unido por medio de las telecomunicaciones y la industria de los medios, es importante pensar en el contenido que cada uno de éstos lleva al mundo. La  civilización analógica está migrando a la digital a una velocidad cada vez más rápida, así mismo los mensajes ya no tardan más que en subirse a internet para ser accesible a cualquier región del mundo. Sin embargo, ¿qué tan cerca de verdad hace que la migración digital estemos unos de otros? ¿En realidad el mundo cada vez está comunicado?

Seguramente sí, ya sabemos lo que hacen los famosos de Inglaterra, a qué restaurantes van, dónde se toman fotos. Ya sabemos todo sobre el móvil más reciente que acaba de salir al mercado, y también las veces que se han peleado los famosos, su vida sentimental y tenemos toda la música que podamos bajar vía internet. Esto es la comunidad digital en la que vivimos, el que hemos creado.  No es que haya algo malo en el avance tecnológico, porque sin duda nos ha facilitado la vida en todas las maneras posibles, sin embargo así como vamos es prudente que la humanidad de vez en cuando haga un alto para pensar ya no en lo que está pasando en el mundo (que aunque no quiera estará recibiendo notificaciones vía correo electrónico, en las redes sociales y en el teléfono), sino en lo que está pasando en su verdadero mundo. Es decir, en quienes lo rodean. Darse cuenta de los niños que lo miran cuando va pasando la calle, los viejos que están en las esquinas, y la gente que vive en nuestra casa.

Así como la  televisión aparece en este movimiento migratorio de economías, las computadoras, y todas las tecnologías aun inimaginables, los usuarios debemos entrar también dentro de ese  paradigma de los cambios. Si lo material cambia, el humano también puede hacerlo, la diferencia aquí es que el primero lo hace porque lo crean así, pero en nosotros sólo se logrará si así de decide.

Seamos parte de ello, de una civilización que avanza en conjunto con su tecnología, que es inteligente para vivir y disfrutar a la gente que le rodea, amar la vida y buscar llegar más alto en cada paso. De esta manera lograremos un equilibrio y jamás la tecnología rebasará la capacidad humana. Seamos esos nómadas eternos de los avances, las actualizaciones del alma, y ¿por qué no? Que sabe usar con buen juicio las tecnologías. 

 

 

 

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